“El tiempo ha llegado”. Con esta frase, Barbra Streissand anunciaba que, al fin, la industria hollywoodiense reconocía con su máximo galardón el talento de una directora, por primera vez en la historia. Seguramente la Streissand sintió una íntima satisfacción al dar este premio Kathryn Bigelow, que “vengaba” a otras mujeres directoras olvidadas por la Academia. La propia Barbra veía en 1991 cómo su “Príncipe de las mareas” recogía galardones y candidaturas varias, excepto la de “Mejor dirección”; dos años más tarde, “El piano” de Jane Campion emocionaba a crítica y público, pero tampoco le valía a ella el Oscar como directora. Igual suerte corrió Sofía Coppola con “Lost in translation” en 2003, engullida por el huracán Jackson y “El señor de los anillos”.
“El tiempo ha llegado”. Eran las nueve de la noche en L.A. pero en medio mundo ya se conmemoraba el Dia Internacional de la Mujer, ese que se encarga de recordarnos, cada año, que la desigualdad entre hombres y mujeres es aún parte intrínseca de nuestra sociedad y que, pese al camino recorrido, lejos está, de momento, el dia que el ocho de marzo no sea más que una fecha. Hoy los periódicos nos ofrecen una amplia gama de reportajes que nos muestran que la igualdad real sigue siendo una asignatura pendiente incluso en buena parte de las “sociedades occidentales” y en cada ejemplo de superación de barreras – visibles e invisibles – se encierra una muestra de la tarea pendiente. Directivas con éxito, soldados, peones, ingenieras, políticas o mineras.. lo excepcional sigue siendo noticia, precisamente por su rareza. A todas y cada una de ellas se les hace cada año la misma pregunta: “cómo concilia su trabajo con su vida familiar?”. Cuestión tal jamás es trasladada a directivo, peón, minero, político o soldado… se da por hecho, sus hijos y sus casas son cuidados por sus mujeres.
Conciliación, techo de cristal, tiempo en estrella, mainstreaning, género.. nos hemos acostumbrado a asumir e interiorizar nuevos términos que aluden a nuevas realidades, pero pese a todo aún no hemos asumido colectivamente que la igualdad deriva, irremediablemente, en una sociedad distinta en la que los tiempos, las prioridades políticas, el uso del espacio público, la gestión de servicios y las relaciones entre la ciudadanía y las instituciones habrán de definirse en claves diferentes a las actuales y en las que el reparto de funciones y la corresponsabilidad generen nuevos espacios.
Por si esto no fuera suficiente, la crisis económica cuya superación exige dar protagonismo a nuevos sectores económicos, tendrá también – ya la está teniendo – consecuencias en la empregabilidad de hombres y mujeres, en sus tasas de desempleo y, por tanto, en el reparto de sus tiempos públicos y privados. Por todo ello resulta más incomprensible que nunca que el Gobierno de la Xunta proponga la eliminación de una institución como el Servicio Galego da Igualdade, creado hace dos décadas y llamado hoy a tener un papel fundamental en el desarrollo de herramientas para la consolidación de la igualdad, para la corresponsabilidad y para el diseño de políticas de conciliación modernas. Lo mismo de incomprensible que las modificaciones de la Ley da igualdade no traballo – aprobada en la anterior Legislatura - anunciadas estos días y que atacan a la línea de flotación de instrumentos innovadores como el “banco de tiempo”. Una muestra más del escaso compromiso de la derecha con los avances en materia de igualdad de género.
Hoy, ocho de marzo, es momento de conmemorar pero también de reivindicar. De exigir a las instituciones respuestas y compromiso; de apoyar a Gobiernos como el presidido por José Luis Rpdriguez Zapatero, que desde el primer dia colocó la igualdad de género en la agenda prioritaria de su Ejecutivo; un dia para no olvidar a las que no tienen voz, a las que no tienen derechos, a las que son negadas, olvidadas y silenciadas, a esas que ni concilian ni dirigen películas, cuya única esperanza es que las demás, las que tenemos más camino andado no las dejemos atrás, no queramos seguir adelante sin incorporarlas “al primer mundo de los derechos”. Sólo esperan que un dia digamos como Barbra Streissand que, para ellas, también el tiempo ha llegado.
3 comentarios:
Queda camino por andar, pero lo andaremos, vaya si lo andaremos!!!
;)
Apoyo total para este camino que cada vez es más corto.
Apoyo total para este camino que cada vez es más corto.
Estupendo analisis.
Bueno, Leni Riefenstahl sigue siendo la mejor directora de cine de la historia y sin necesidad de paridad ni cuotas de pantalla. Y la señorita Bigelow es una belicista de mucho cuidado.
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