Cuando me senté en el cine a ver “Up” sólo esperaba una nueva maravilla animada de la factoría Pixar y que mis hijos pasasen hora y media de entretenimiento. Noventa y cinco minutos después, me levantaba convencida de haber visto una obra de arte de esas que, décadas después, se siguen estudiando en las escuelas de cine para explicar qué es, para qué sirve y cómo ha de usarse el lenguaje cinematográfico. Y es que “Up” lo tiene todo: guión, encuadres, luz, música, ritmo… Es mitad Frank Capra, mitad Indiana Jones buscando una hermosa cascada donde posar la memoria de un amor eterno.. Y si me apuran, hasta ese anciano triste pero tenaz y ese adorable – y patoso - chaval merecerían esta noche disputar la preciada estatuilla al mejor Bridges y al genial Freeman.
La historia del cine guarda para nosotros un puñado de imágenes y secuencias imborrables, que justifican por sí solas la existencia de un arte que es mucho más que eso y de una industria que demasiado a menudo produce bodrios intragables. La despedida de Ingrid y Bogart en el aeropuerto de Casablanca, el final de “Uno de los nuestros”, el juego de los espejos en “La dama de Shanghai”, el principio de “Ciudadano Kane”, los diálogos de Woody Allen, la voz de Vito Corleone o la presencia de “Espartaco”.. Pues bien, a estas y otras tantas habrán de sumársele los primeros quince minutos de “Up”, dignos de figurar en el “top ten” de todos los tiempos. Si la emoción se puede convertir en imágenes, están son las de la hermosa historia de amor entre dos personas contada en apenas diez minutos: su encuentro, su cariño, su deseo, su felicidad, su tristeza, su complicidad.. la muerte.. el amor después de la muerte. Todo comprimido en un puñado de fotogramas cargados de ternura, pasión y belleza.
Esta noche, 82 años después de aquella primera cena de premios el cine da un paso más, quizás definitivo, incluyendo entre las candidaturas a mejor película dos ejemplos de lo que las tecnologías permitirán a partir de ahora: “Avatar” y “Up” nos señalan nuevos caminos para el cine, probablemente sin vuelta atrás. Con seguridad la cinta de Cameron será una de las triunfadoras de la noche, tras su éxito en taquilla y ese “elaborado pseudo-enfrentamiento” entre el director y su ex, Kathryn Bigelow, autora de “En tierra hostil”, otra candidata, que tanto juego ha dado en los medios de comunicación. Sin embargo, más allá de su alarde técnico y del mensaje ambientalista que encierra la gran favorita, me atrevo a asegurar que los cinéfilos recordarán con más intensidad el vuelo de un anciano desolado y un pequeño scout, buscando unas cataratas donde posarse que la mirada azul de los avatares. Y a ver.. qué no daríais por alguien capaz de volar miles de kilómetros, agarrado a unos cientos de globos, sólo para cumplir una promesa hecha al amor de su vida…?
2 comentarios:
Gran película.
Soy yo otra vez:Toda mi vida me decanté como socialista, y hasta ahora me identifico como tal....
No obstante, tengo una reiterada queja con el partido que gobierna nuestra ciudad....cosa que tu, Mar, ya conoces.....
Espero que los "grandes asuntos" en los cuales te ves inmersa, no te hagan olvidar lo que al te está escribiendo le dijiste..
UN SALUDO...
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