Cuando en mayo de 2008 el entonces Presidente del Barça,
Joan Laporta, anunciaba que Pep Guardiola sería el sustituto de Frank Rijkaard
al frente del primer equipo, la noticia se acogió con cierto escepticismo en
los ambientes futbolísticos. “El noi de Santpedor” era, pro aquél entonces,
técnico del filial y, pese a que había demostrado sus dotes en el banquillo y a
que le sobraba conocimiento de la intrahistoria culé, no dejaba de ser un
inexperto para tan alta encomienda. Rijkaard había cosechado éxitos y títulos
y, lo que era más importante, había consolidado un estilo de juego ofensivo,
alegre y tecnicamente impecable, heredero de aquél modelo que con Cruiff
permitió hablar del “dream team”; sería capaz Guardiola de superar a su ex
compañero?.
Las primeras semanas no hicieron sino añadir dudas al
experimento y carnaza a la prensa más reactiva. Pep era todo un personaje, así
que en los errores era fácil atacarle.. tanta mesura y tanta educación no
podían ser buenas, así que las calderas empezaron a llenarse de carbón..
nacionalista peligroso, demagogo impenitente, entrenador de diseño.. En octubre
los agoreros anunciaron: no comería el turrón en Can Barça. Aquella temporada,
el Barcelona batió todos los records: por primera vez un equipo español ganó el
triplete (Liga, Copa y Champion), récord de puntos, de goles.. y finalmente
conquista por primera vez el Mundial de clubes. El sexteto era un hecho.
Todo lo que vino después consagró a Guardiola como el
mejor entrenador de su época y convirtió al Barça en el gran equipo al que
siguen millones de personas en todo el mundo. Títulos, records, goles, premios,
triunfos… Pep y su equipo manejan a la perfección a la mejor cantera de la
historia blaugrana y la combinan con fichajes que interiorizan el estilo del
equipo, al tiempo que no dudan en deshacerse de jugadores que podrían
desvirtuar el mismo, a pesar de la calidad indudable de algunos de ellos –
Eto’o o Ibrahimovic- . La tripleta Messi-Iniesta-Xavi se convierte en la más
letal del fútbol y la calidad de los “genios bajitos” añade unas gotas de
esencia al ya tradicional estilo inaugurado por Cruyff y continuado por
Rijkaard; al “dream team” le han añadido algunos quilates.
Con todo, el paso de Guardiola por el banquillo blaugrana
ha significado mucho más que títulos y éxitos para la entidad y para el fútbol
español. Pep, “el filósofo”, ha sido mucho más que un entrenador y su huella
lleva implícito mucho más sentido que el futbolístico. Probablemente, cuando se
vuleva la vista atrás, quedarán en la memoria los regates imposibles de Leo,
los pases increíbles de Iniesta o ese 4-3-3
funcionando con precisión milimétrica. Pero para la historia del
balompié español, estos años han sido mucho más que calidad. Pep creó un nuevo
modelo de relación entre el Barçay el resto de las aficiones, entre el Barça y
el resto de España. Educado y respetuoso, Guardiola convirtió al Barcelona en
un modelo para enseñar a amar el fútbol como una escuela de valores y no sólo
como un deporte. Defensor a ultranza del trabajo en equipo y con la vivencia de
La Masía metida hasta el tuétano, convirtió la cantera en el principal mercado
para el mejor equipo del mundo y discreto hasta la exageración, fue capaz de
capear las inconveniencias de Laporta en su día y alguna tontería innecesaria
de Rosell.
La llegada de Del
Bosque a la Selección y los éxitos de la misma, edificados sobre la sólida base
de los jugadores culés, dieron una proyección aún mayor al estilo del Barça y
le convirtieron, por primera vez en la historia, en el equipo más admirado y
querido en toda España. El peligroso nacionalista de los inicios consiguió el
más difícil todavía: no perder ni un átomo del significado del Barça en
Cataluña, ser el quipo favorito de media España y convertir a un chaval de Fuentealbilla
en el icono culé mientras contesta en perfecto castellano manchego a las
preguntas de TV3. Es lo que tiene la naturalidad, que acaba imponiéndose a los
dogmas.
Ahora Guardiola se va. Atrás queda una senda que parece
imposible de repetir y unos años que el barcelonismo jamás olvidará. Queda
también el enfrentamiento desigual con Mouriño, el antídoto con el que el
Madrid intentó frenar al Barça. Un magnífico entrenador, el portugués; una
lástima que a menudo parezca engullido por su propio personaje. Ahora,
finalizada la era Guardiola comienza el momento de Tito Vilanova, su alter ego,
mucho más que “su segundo”: su amigo de
La Masía, su confidente, la persona que mejor conoce y comparte un modelo que
no debería desaparecer por la marcha de Pep. Pero el futuro es una incógnita en
Can Barça; las transiciones, ya se sabe, las carga el diablo.. En todo caso,
quienes disfrutamos con el fútbol no olvidaremos nunca este período en que,
mientras esos locos bajitos suspendían el tiempo en el aire con una jugada, todos nos hicimos un poco culés. Ojalá, donde
quiera que vaya, el fútbol vuelva a ser
lo más importante; ojalá, donde quiera que vaya, volvamos a verle
corriendo la banda para celebrar un gol imposible…
3 comentarios:
Hombre, Mar, quse seas culé vale pero que digas que el Madrid "intentó" frenar al Barcelona... Parece que el Barcelona sea quien va a ganar la liga este año.
El Madrid este año ganará la liga. El Barcelona puede que la copa del Rey o que no gane nada.
Luego contrapones el independentismo radical de Guardiola (con alguna intervención realmente desafortunada) con el cariño que los culés tienen por un manchego. Pues sí, por un manchego, por un argentino y antaño por un camerunés, para los nacionalistas catalanes son igual de extranjeros los tres.
Un gran entrenador, sin duda. El o tito vilanova, no lo sé, pero a mi los tíos como este, que mean colonia, me dan dentera.
Los modelos de identificación se hacen sospechosos. Toma nota de los "liderazgos" de los demás y a ver si se te ve un detalle en la oposición, que es muy pobre y simplista. Los sueños, sueños son, ¿no?. Tienes que dedicarte de lleno al partido y no tanto a tejer redes de clientelismo y trampas a tus propios colegas, sino nunca te dirán "MAS QUE UNA ALCALDESA".
Menos mal que tu y Lage estáis cada vez más lejos del poder socialismo... deberías hacer como Pep e irte.
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