El 22 de agosto de 2007 el Madrid alcazaba un acuerdo
económico con el Chelsea para el fichaje del holandés Robben. “Vivo un sueño;
soy jugador blanco” dijo el centrocampista exultante tras haber dejado atrás el
club británico en el que sus relaciones con el entrenador José Mourinho eran
cada día más tensas. Dos años después, en el verano de 2009, Robben abandonaba
el Madrid buscado minutos de juego, tras el desembarco en el Bernabeu de Kaká y Cristiano Ronaldo. Este año en
semifinales, Robben ha dejado en la cuneta al entrenador que no supo entederle
y al club que le dejó marchar.
Algunos años antes, el 20 de mayo de 1998, un gol de
Pedja Mijatovic conseguía terminar con 32 años de frustraciones en el Real
Madrid. Al fin, el equipo blanco lograba la ansiada séptima Copa de Europa y lo
hacía de la mano de Jupp Heynckes, llegado al banquillo desde Tenerife, donde
había alcanzado la Copa de la UEFFA y amargado la vida a los madridistas.
Sorprendentemente, a los pocos días de convertir al equipo en Campeón de
Europa, Heynckes fue cesado. Hoy, 19 de
mayo, catorce años después de aquél gol de Midjatovic, será el alemán quien
afronte la Final de la Champion tras haber dejado en la cuneta al club blanco.
Fernando Torres tuvo que irse a la Liga inglesa para
dejar de ser ua promesa y pasar a ser el delantero centro capaz de
desequilibrar un encuentro. En Liverpool encontró su hogar, un entrenador que
creía en él – Benítez- , un fútbol que le va como anillo al dedo y una afición
que le quiso casi tanto como la rojiblanca. Lo encontró todo excepto títulos.
Torres inició el despegue de la Selección española con su gol en la final de la
Eurocopa pero luego, entre lesiones, decepciones y la marcha de Benítez,
Liverpool dejó de ser “su” lugar en el mundo. Se fue a la capital, se enroló en
el todopoderoso Chelsea.. y siguió sin ganar y sin marcar. Parecía que la
estrella del “Niño” se había consumido. Apartado de la titularidad y
cuestionado por parte de la prensa británica, Torres se jugaba mucho en esta
fase de la Champion. En el Nou Camp, vió más de medio partido desde el
banquillo; luego salió, echó a correr y con la frialdad de quien no teme a nada
le rompió la cintura a Valdés y sentenció al Barça. Fernando Torres, aquél
pecoso chaval que quería jugar en el Madrid aprendió a esperar y aprovechar el
momento. Sabe, porque se lo cantaron mil veces, que vaya donde vaya, nunca
caminará solo. Esta noche de sábado le acompañarán miles de gargantas ávidas de
triunfo en la noche bávara.
A Ribery el físico no le ayuda a parecer un buen chico. Tenía
dos años cuando un accidente le sembró de cicatrices el cuerpo y de dolor el
alma. Nacido al borde del Canal de la Mancha, lleva la fiereza del mar y sus
acantilados en su juego. Ribéry no es un cualquiera, es un tipo duro,
acostumbrado a partirse la cara hasta con sus compañeros de filas, como el
bueno de Robben, que recibió un cabezazo en pleno Bernabeu, porque el galo
quería lanzar una falta… Él es así. Brillante, explosivo.. polémico. Madrid
pudo ser su casa pero un oscuro episodio de borrachera y puti club le cortó el
camino. En 2010 tuvo que conformarse con ver desde la grada cómo su equipo – el
Bayern- perdía la final frente al Inter. Hoy estará en el césped.. para
conjurar los malos espíritus, para correr hasta morir, para dejarse la piel
troceada en el campo y olvidar los malos días y las noches peores.. Hoy, allí,
estará él. Ribéry.
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