"Es una mala noticia?. No. Es "la noticia"?. Rotundamente no". Con esta contundencia resumía el Vicepresidente del Gobierno y Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el comunicado de ETA en el que la banda terrorista manifestaba su "disposición" a mantener "un alto el fuego permanente, general y verificable por la comunidad internacional". Esta claridad en la declaración gubernamental debiera ser suficiente para alejar cualquier tentación de sobredimensionar el anuncio realizado por tres encapuchados y también para mantener la cohesión entre las fuerzas democràticas, cohesión que ha resultado fundamental para avanzar en la derrota del terrorismo.
Durante 45 meses - los transcurridos desde el atentado de la T4 con el que se rompía la tregua anterior - la organización terrorista ha visto como se desmantelaba hasta ocho veces su cùpula dirigente, cómo ingresaban en prisión elementos de su entorno vitales para su supervivencia - políticos, abogados, periodistas..- y cómo su capacidad logística y económica se reducía considerablemente. No fue un camino fàcil sino lleno de dolor y sangre y la cooperación francesa se cobró, por vez primera, la vida de un gendarme.
Pero la firmeza de las fuerzas democràticas, el rigor del Gobierno, la profesionalidad de las fuerzas de orden pùblico y el apoyo sin fisuras - salvo alguna excepción que es mejor olvidar- a la actuación gubernamental permitieron situar a ETA en la posición màs dèbil de su historia y a la denominada "izquierda abertzale" ante la evidencia de que sólo el final de la violencia, sin condiciones y sin chantajes, puede abrirles la puerta a la normalización política en una sociedad democràtica como la nuestra.
ETA està sola. Lo sabe e intenta, aùn al final, presentarnos ante una situación ilusoria en la que tendrían "algo que negociar". No es cierto. Ellos mismos mataron, con cada bala, con cada bomba, cualquier posibilidad de convertirse en interlocutores vàlidos en un país democràtico y libre. A pesar de las capuchas y la escenografía trasnochada, como ayer afirmò Rubalcaba "el pasado nunca vuelve".
Durante 45 meses - los transcurridos desde el atentado de la T4 con el que se rompía la tregua anterior - la organización terrorista ha visto como se desmantelaba hasta ocho veces su cùpula dirigente, cómo ingresaban en prisión elementos de su entorno vitales para su supervivencia - políticos, abogados, periodistas..- y cómo su capacidad logística y económica se reducía considerablemente. No fue un camino fàcil sino lleno de dolor y sangre y la cooperación francesa se cobró, por vez primera, la vida de un gendarme.
Pero la firmeza de las fuerzas democràticas, el rigor del Gobierno, la profesionalidad de las fuerzas de orden pùblico y el apoyo sin fisuras - salvo alguna excepción que es mejor olvidar- a la actuación gubernamental permitieron situar a ETA en la posición màs dèbil de su historia y a la denominada "izquierda abertzale" ante la evidencia de que sólo el final de la violencia, sin condiciones y sin chantajes, puede abrirles la puerta a la normalización política en una sociedad democràtica como la nuestra.
ETA està sola. Lo sabe e intenta, aùn al final, presentarnos ante una situación ilusoria en la que tendrían "algo que negociar". No es cierto. Ellos mismos mataron, con cada bala, con cada bomba, cualquier posibilidad de convertirse en interlocutores vàlidos en un país democràtico y libre. A pesar de las capuchas y la escenografía trasnochada, como ayer afirmò Rubalcaba "el pasado nunca vuelve".
1 comentario:
O Vicepresidente do Goberno e Ministro do Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, foi moi contundente...grazas a esa contundencia estamos avanzando cara a liberación desa lacra. Como ben dis "ETA está sola..."
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