“El PP exige a los Servicios Sociales municipales que se hagan cargo de Julius”. Este titular adornó con cierta frecuencia las portadas de la información local entre el verano de 2010 y el día de las elecciones municipales. Julius, un joven sin techo alemán, declarado judicialmente apto y refractario a cualquier tipo de ayuda institucionalizada, vagaba de un lado a otro de nuestra ciudad – y de toda la comarca- envuelto en mantas empapadas, siempre con su paso lento y su mirada perdida. El PP, en plena precampaña, aprovechada cada aparición de Julius y el seguimiento que de él hacían los medios de comunicación, para poner en cuestión la eficacia de los Servicios Sociales municipales, atacando así la línea de flotación de un Ayuntamiento pionero y vanguardista en las políticas de bienestar.
“Hay alguna gente que no quiere vivir en sociedad”. Así explicaba el mismo PP coruñés, por boca del ahora alcalde, Carlos Negreira, la alarma suscitada por la muerte de tres indigentes en apenas cinco días en las calles coruñesas. Y es que, ya se ve, una cosa es hacer oposición con todo y a costa de todo, y otra distinta enfrentarse a un gravísimo problema, sin demasiadas ideas y, como se verá, sin demasiado rigor en el intento. “Esto no debe empañar el trabajo de las ONGs”, insistía Negreira en una declaración incomprensible y que ha sorprendido, especialmente, a las entidades que trabajan en el mundo de la exclusión. Una cosa es que la mayoría de los recursos de estancia y alimento de la ciudad estén concertados con ONGs y otra bien distinta que recaiga sobre ellas la responsabilidad de la coordinación y evaluación de estos medios y mucho menos la de garantizar la seguridad de los sin techo que vagan por nuestras calles.
Lo cierto es que, más allá de declaraciones más o menos afortunadas, de las afirmaciones de los responsables municipales se desprende una cierta desorientación a la hora de afrontar el problema de la exclusión social y alguna ligereza impropia del asunto que estamos tratando. Coruña es una ciudad con una importante red de recursos concertados para atender a las personas excluidas: el Refugio, la Cocina económica, Sor Eusebia, Santa Lucía, Cáritas, Betania, la Cruz Roja, Protección Civil, Renacer.. y con otras tantas que dan atención especializada a inmigrantes, drogodependientes o con graves patologías, que en algún momento ponen en común servicios y programas de exclusión. Pero las muertes de los últimos días nos llevan a una pregunta inevitable: qué está pasando?. Es posible atender a las personas con un grado de marginalidad tan elevado que les limita hasta la utilización de los equipamientos y servicios normalizados?.
La respuesta a ambas preguntas puede darse de manera conjunta. Sucede que los recursos existentes nos son suficientes o al menos no son adecuados para una parte de las personas sin techo. Podemos tener albergues públicos o concertados, podemos tener plazas en refugios normalizados o en viviendas tuteladas como las que ahora anuncia el Gobierno local, pero esto no da respuesta a una realidad que todavía es más dura, la de aquellas personas que sólo aceptan vivir en la calle. Por tanto, ha de existir un servicio especialmente indicado para localizar, atender, informar y acompañar –caso de tener que ir al hospital o precisar ayuda- a estas personas; un servicio ambulante de emergencia y atención social que existió en su día y que ahora debe recobrar presencia e importancia.
La exclusión social no es una foto fija sino que su importancia y sus características varían con el momento socioeconómico de un país. Innecesario resulta decir que en el momento actual la exclusión es más numerosa que hace un par de años y tiene, además, distintas caras: desde quienes pueden recobrar su empleo y sólo necesitan ayuda coyunturalmente y un programa de integración laboral a quienes se han dejado el alma y la salud en la calle y sólo aspiran a vivir en paz, aunque sea en la calle. Por tanto, la respuesta institucional tampoco puede ser única ni mucho menos simple; no basta con insistir en convenios con ONGs que proporcionan refugio, comida o alojamiento. Es imprescindible una actuación de coordinación de todos los recursos del municipio; transmitir una información clara y concisa a cada persona; atajar cada problema desde una perspectiva individual, buscando un itinerario personal para cada caso y crear aquellos recursos que no existan y que sean necesarios en este momento. O sea, hace falta que alguien se ponga al frente, no con ánimo de compasión sino con el compromiso de trabajar para que cada persona tenga las mayores y mejores opciones para vivir dignamente y no morir sin nombre, sin ayuda y sin atención.
Siempre quisimos que Coruña fuese un lugar diferente, una ciudad en que el bienestar y las políticas sociales se situasen por encima de la media y que cada persona supiese que sus conciudadanos pensaban que valía la pena trabajar y pagar impuestos para tener una ciudad mejor. Coruña no puede dejar de ser eso para convertirse en la ciudad donde mueren indigentes en la calle sólo porque “no quieren vivir en sociedad”.. Ante los graves problemas, los problemas de verdad, hace falta algo más que una sonrisa y dos palmaditas, hace falta rigor en las propuestas, seriedad en los planteamientos y un poquito – aunque sólo sea un poquito- de valor para enfrentarse a las dificultades. La tarea, creo yo, bien lo merece.
2 comentarios:
ustedes no consiguieron nada, salvo hacerlo todo mal, desde las pésimas obras hasta los indigentes, que no han llegado hace dos días. No tiene sentido común alguno, señorita.
Yo pensé en ti como alternativa, tuve mis dudas cuando de regreso a la ciudad tras tu estadía en el Parlamento solo hablabas para desprestigiar al contrario, me sorprendía que una mujer valiente, y aparentemente compormetida como tú, callase ante el devenir patético de Losada, de Lareo, de Longueira... sus acciones, sus opiniones, su pacto con el BNG...pero entonces perdimos, nos echaron los ciudadanos abrumadoramente. Cogiste las riendas, y pensé otra vez que serías valiente, pero entonces... entonces esa estrategia perversa que dinamitó la democracia interna del psoe, cuando tras elegir a Ines Rey como 1º candidata al Senado, los órganos mafiosos del partido elevaron a Losada, entonces no oí ni piar... otra vez callada, siguiendo las órdenes que te marcaban... me has decepcionado, pero espero, me respondas: ¿a quien benefica aparte de a él mismo esta decisión porpia de la dictadura?, ¿qué opinas?, ¿es positivo para el partido que haya pasado esto?, ¿será positivo que el senador con menos intervenciones en la historia del senado represente nuevamente a la ciudad?, ¿cual ha sido tu papel en la trama?. ¿QUE TE PASA MAR... PORQUE TE HAS VUELTO SERVIL?
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