Cuando en una de las primeras comparecencias ante la prensa el seleccionador holandés, Van Marwijk, respondió con toda claridad que el suyo era uno de los combinados favoritos una sonrisilla de incredulidad recorrió la expresión de los corresponsales.. Dos semanas después, tras deshacerse de Brasil, el discreto mediocampista de los setenta se permitió una pequeña bravuconada.. “quién se ríe ahora?”.. Tenía razón; hace apenas un mes nadie daba un duro por el futuro de esta Holanda, construida sobre los descartes del Madrid, lejos de aquella “naranja mecánica” conducida por un tal Johan Cruyff y aún menos pareja a la que consagró a los Rijkaard, Gullit o Van Basten. No, la Holanda actual es un equipo menesteroso, guerrero, humilde pero, por encima de todo, eficaz. Nada de “fútbol total”; Marwijk lo tiene claro “queremos un fútbol bonito, pero no siempre puede ser”; así, a falta de estrellas de toque mágico, Holanda se entrega a un Sneijder en estado de gracia y al talento del quebradizo Robben. Suficiente para vencer a Dunga… Mañana una muchedumbre vestida de “oranje” volverá a tapizar la explanada frente al Rijksmuseum, esperando el milagro con el que no contaban… Tal vez los “obreros” de Marwijk consigan lo que los hados les negaron, durante décadas, a las estrellas neerlandesas.. De momento, se van a divertir.
Uruguay llegó al Mundial por la puerta de atrás, clasificada en la repesca y con pocas expectativas. Los charrúas, que lo fueron todo, hace años que nada son y viven acostumbrados a contemplar el éxito y el fracaso con los ojos de sus vecinos. Este Mundial iba a ser uno más.. El único color celeste que se las prometía felices era la camiseta de Messi, bendecida por el extraño rosario del inefable Maradona. Pero mira por donde el azar hizo un requiebro y la suerte cruzó de un salto el Río de la Plata para bañar de felicidad la orilla este del hermoso estuario. El fútbol es así. Si Holanda es una selección de obreros, Uruguay no lo es menos: velocidad, disciplina, trabajo y calidad en el remate.. esta es la fórmula de Tabarez. Hacía veinte años que no ganaban en un Mundial y cincuenta de aquél “maracanazo” que metió al pequeño país sudamericano en la historia del fútbol mundial y que no podrá repetirse, porque a la cita faltarán los del “joga bonito”. Seguramente Forlán, en las horas previas a la gran cita, sonríe relajado recordando esas tarde-noches de un Madrid gélido en que “su” afición le jalea con el grito que más le gusta “u-ru-gua-yo!!!”.
Para Alemania esta no será una eliminatoria más; será una para disfrutar, para reinventarse, para reconciliarse con el fútbol hermoso, con el del toque corto y el espacio amplio, en el que la velocidad y la potencia no son sino dos elementos más - ni siquiera los más importantes - de un equipo que ha aprendido a querer el balón, a respetarlo y a usarlo con sabiduría. Löw quiso jugar como España, para poder ganarle algún día y se dispuso a componer un equipo joven, fuerte y hábil con un estilo que poco o nada recuerda a la Alemania de toda la vida. Naturalmente son altos y rápidos, como manda la tradición y la genética pero ahora manejan la pelota con esmero, no sólo para golpearla con brutalidad, como si todos tuvieran algo de aquél Rummenigge que no parecía alemán, del tacto que tenía. Alemania se divierte jugando al fútbol; Löw se divierte haciéndoles jugar, lejos de la ciclotimia de Klinsnmann y de la mala uva de Völler… El miércoles comprobaremos si Joachim logró su objetivo y si su renovado equipo puede vengar aquella tarde de junio en Viena.
Iban treinta y dos minutos de juego cuando Xavi Hernández largó un pase a Torres y “el Niño”, en velocidad ganó a Lahm y batió al portero alemán. Michel Platini, ese hombre que un día fue jugador y ahora se aburre horriblemente en los palcos de los estadios – porque esa cara es deaburrirse..- dio un respingo.. no podía ser!. Era el 29 de junio de 2008 y bajo el césped de Viena quedaba enterrada una multitud de momentos amargos, un rosario de desilusiones colectivas y una leyenda negra, tan pesada como la del Escorial. Allí, bajo las botas del delantero del Liverpool, dejamos para siempre los “no pudo ser” o los “casi”. El sábado pasado, contra Paraguay, completamos el exorcismo. España saldrá frente a Alemania consciente de no haber hecho su mejor fútbol, sabedora de que el escalón que le falta es el más elevado y para alcanzarlo debe vencer a la selección que se antoja más potente; pero “la roja” jugará, también, sabiendo que ya no hay derrota posible, que no tiene nada que perder, que sólo puede seguir haciendo historia.
Hace tiempo que se nos quitó la pelusa del mal perdedor; hace años – dos – que nos sabemos capaces de ser los mejores, que olvidamos cuántas veces nos quedamos a medias. El miércoles puede ser un día grande, otro más.. pero en algún lugar del purgatorio futbolístico, los Eloy, Luis Enrique, Butragueño, Satrústegui, Cardeñosa, Amancio, Ivan de la Peña, Gárate, Michel, Fran, Juanito, Setién.. los que iban a ser los mejores y se quedaron a mitad del camino, saben que ya nada volverá a ser como antes, saben que una generación de futbolistas que saben de memoria sus nombres, les han vengado ya.. para siempre.
Uruguay llegó al Mundial por la puerta de atrás, clasificada en la repesca y con pocas expectativas. Los charrúas, que lo fueron todo, hace años que nada son y viven acostumbrados a contemplar el éxito y el fracaso con los ojos de sus vecinos. Este Mundial iba a ser uno más.. El único color celeste que se las prometía felices era la camiseta de Messi, bendecida por el extraño rosario del inefable Maradona. Pero mira por donde el azar hizo un requiebro y la suerte cruzó de un salto el Río de la Plata para bañar de felicidad la orilla este del hermoso estuario. El fútbol es así. Si Holanda es una selección de obreros, Uruguay no lo es menos: velocidad, disciplina, trabajo y calidad en el remate.. esta es la fórmula de Tabarez. Hacía veinte años que no ganaban en un Mundial y cincuenta de aquél “maracanazo” que metió al pequeño país sudamericano en la historia del fútbol mundial y que no podrá repetirse, porque a la cita faltarán los del “joga bonito”. Seguramente Forlán, en las horas previas a la gran cita, sonríe relajado recordando esas tarde-noches de un Madrid gélido en que “su” afición le jalea con el grito que más le gusta “u-ru-gua-yo!!!”.
Para Alemania esta no será una eliminatoria más; será una para disfrutar, para reinventarse, para reconciliarse con el fútbol hermoso, con el del toque corto y el espacio amplio, en el que la velocidad y la potencia no son sino dos elementos más - ni siquiera los más importantes - de un equipo que ha aprendido a querer el balón, a respetarlo y a usarlo con sabiduría. Löw quiso jugar como España, para poder ganarle algún día y se dispuso a componer un equipo joven, fuerte y hábil con un estilo que poco o nada recuerda a la Alemania de toda la vida. Naturalmente son altos y rápidos, como manda la tradición y la genética pero ahora manejan la pelota con esmero, no sólo para golpearla con brutalidad, como si todos tuvieran algo de aquél Rummenigge que no parecía alemán, del tacto que tenía. Alemania se divierte jugando al fútbol; Löw se divierte haciéndoles jugar, lejos de la ciclotimia de Klinsnmann y de la mala uva de Völler… El miércoles comprobaremos si Joachim logró su objetivo y si su renovado equipo puede vengar aquella tarde de junio en Viena.
Iban treinta y dos minutos de juego cuando Xavi Hernández largó un pase a Torres y “el Niño”, en velocidad ganó a Lahm y batió al portero alemán. Michel Platini, ese hombre que un día fue jugador y ahora se aburre horriblemente en los palcos de los estadios – porque esa cara es deaburrirse..- dio un respingo.. no podía ser!. Era el 29 de junio de 2008 y bajo el césped de Viena quedaba enterrada una multitud de momentos amargos, un rosario de desilusiones colectivas y una leyenda negra, tan pesada como la del Escorial. Allí, bajo las botas del delantero del Liverpool, dejamos para siempre los “no pudo ser” o los “casi”. El sábado pasado, contra Paraguay, completamos el exorcismo. España saldrá frente a Alemania consciente de no haber hecho su mejor fútbol, sabedora de que el escalón que le falta es el más elevado y para alcanzarlo debe vencer a la selección que se antoja más potente; pero “la roja” jugará, también, sabiendo que ya no hay derrota posible, que no tiene nada que perder, que sólo puede seguir haciendo historia.
Hace tiempo que se nos quitó la pelusa del mal perdedor; hace años – dos – que nos sabemos capaces de ser los mejores, que olvidamos cuántas veces nos quedamos a medias. El miércoles puede ser un día grande, otro más.. pero en algún lugar del purgatorio futbolístico, los Eloy, Luis Enrique, Butragueño, Satrústegui, Cardeñosa, Amancio, Ivan de la Peña, Gárate, Michel, Fran, Juanito, Setién.. los que iban a ser los mejores y se quedaron a mitad del camino, saben que ya nada volverá a ser como antes, saben que una generación de futbolistas que saben de memoria sus nombres, les han vengado ya.. para siempre.
1 comentario:
mañan todos con España, espero que que pasemos.
lein eso de que Bieito Lobeira non queria que gañara ESPAÑA, supoño que ahora ira con Alemania.
pobreza de espiritu. ¿ preguntome eu?
- como e posible que o PSOE pactara un goberno con esta xente do BNG
- en que cabeza cabe que se queira pactar de segundas co eles, po lo menos eso e o que se escoita po los ambientes politicos.
- os acordos co BNG parecenche que foron feneficiosos pra galicia.
-canto sufriron os votantes socialistas de Galicia con este pacto, po lo que eu escoito moitisimo, a alguns davalles vergonza ver a quintana de Vicepresidente.
Mar hay que aprender dos feitos pasados...........
sinto moito Bieito, pero ESPAÑA e ESPAÑA
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