lunes, 12 de julio de 2010

LA NOCHE MÁS HERMOSA


Si el fútbol fuera justo siempre ganarían los buenos. Si fuera justo, Cruyff habría levantado ese dorado trofeo que le dió la espalda a aquella “Naranja mecánica” que nos hizo amar este deporte cuando todavía no habíamos aprendido a vivir. Si el fútbol fuera justo siempre ganarían los mejores, los que quieren vencer mimando el balón, acariciándolo, sintiéndolo como un aliado, como el cómplice imprescindible para convertir en hermoso un juego algo absurdo. Si fuese justo sólo tendrían lugar en nuestra memoria los nombres de los más grandes, de los que nos propusieron divertirnos a base de rozar la pelota con el tacto y la intensidad del cariño verdadero.

Pero el fútbol no es justo. Es sólo un deporte en el que el azar interviene algo más de lo que desearíamos, en el que la suerte se convierte en un factor a menudo decisivo. Por eso, porque no es justo, recordamos el codazo de Tassotti más que el talento de Roberto Baggio y un tal Gentile fue campeón del mundo en lugar de Zico. Como no es justo, Van Basten, Platini, Michel, Boniek, Sócrates o Di Stéfano jamás ganaron un Mundial, Reina – padre – todavía se pregunta cómo es posible que el Atleti perdiera aquella final, Djukic por qué falló aquél penalty y Ardiles cómo el árbitro permitió que le rompieran la camiseta en medio del área sin pitar nada…

Sin embargo a veces, algunas veces, en el fútbol y en la vida ganan los buenos. Algunas veces, los astros se conjuran para que sólo los mejores salgan victoriosos.. y en esas ocasiones es bueno estar ahí para verlo.. Ayer, en el Soccer City de Soweto, sólo ganaron los buenos, los que querían jugar al fútbol, los que aman el balón, los que crean espacios, los que buscan al compañero para trenzar esa jugada mágica que jamás olvidaremos.. Ayer noche, en la Sudáfrica que nos regaló a Mandela, un chaval pálido nacido en un pequeño pueblo grabó para siempre su nombre y el de sus compañeros en la lista de los mejores; de los ganaron porque merecían ganar, de los que no olvidan a sus amigos, de los que saben llorar acordándose de su familia, de los que besan a su chica sin importarles quién les mira, de los que dedican el gol a aquél que se fue demasiado joven, de los que se rompen corriendo con toda el alma, de los que no pierden la calma… Ayer el fútbol coronó a un equipo que lo merecía, que nos mostró lo mejor del deporte, que supo confiar en sí mismo cuando pintaron bastos, que bajo la oscura noche africana nos regaló el triunfo más esperado. Dicen que el fútbol le debe a Holanda un Mundial. Puede ser, pero no a esta Holanda… Ayer el fútbol saldó la única deuda justa que mantenía.. con los buenos de verdad, con los grandes, con los mejores… y un chaval pálido, de Fuentealbilla, estaba allí para verlo.. para lograrlo.

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