A estas horas deberíamos estar hablando del enfrentamiento que el próximo sábado vivirán las selecciones de Alemania y Argentina, de cómo será el choque, de si prevalecerá la potencia y armonía germana o triunfará el anárquico equipo de un Messi espléndido, plagado de jugadores de enorme clase pero incapaces de conformar una selección compacta. Pero no. Dos árbitros, o, mejor, dos equipos arbitrales nos han impedido disfrutar plenamente de un par de partidos que lo tenían todo para enamorarnos de nuevo del fútbol. Dos árbitros y dos decisiones incomprensibles que cambiaron la dirección de ambos partidos y, de alguna manera, frustraron las expectativas de quienes esperaban ver sólo fútbol.
No resulta fácil, a estas alturas de siglo, justificar que el fútbol no haya incorporado la tecnología como elemento de ayuda en las decisiones dudosas. No hace falta recurrir al ejemplo del fútbol americano, prototipo del uso de los últimos recursos tecnológicos a la hora de arbitrar un encuentro, baste con recordar cómo el torneo de Wimbledon, la quintaesencia de la tradición y el snobismo introdujo las cámaras y las células fotoeléctricas para evitar decisiones confusas en las líneas de saque y fondo. Es Winbledon menos “british” por haber impedido errores al juez de silla o a sus ayudantes.. No. Decididamente, no.
Pero el fútbol se resiste a introducir cambios que mejoren la calidad de las decisiones arbitrales y eviten polémicas que hoy la mayoría de los aficionados ni comprenden ni comparten. Esta tarde, a Inglaterra no le concedieron un gol clarísimo –nada de “fantasma” – a pesar de que el balón sobrepasó la línea casi un metro. Hubiera sido el empate a dos goles y, si bien Alemania parecía netamente superior, es incuestionable el daño irreparable que se le ha hecho a los ingleses. Ni siquiera la supuesta venganza por la final del 66 parece justificación suficiente ante tal desacierto. Para completar el desaguisado, en el siguiente enfrentamiento de los octavos, el árbitro italiano y sus auxiliares fueron los únicos en el estadio que no se dieron cuenta de que Tévez estaba en fuera de juego en el primer gol. Se adelantaba la albiceleste, precisamente cuando México estaba causando una magnífica impresión y dominaba a los pupilos de Maradona. Los mexicanos se desesperaban comprobando la tozudez arbitral mientras las pantallas gigantes repetían una y otra vez el clamoroso fuera de juego. El partido finalizó 4-1.
Así, el próximo sábado, lo que debería ser un partido apasionante entre Alemania y Argentina, vendrá precedido de días y días de polémica ante la evidencia de que ambos equipos se han visto muy beneficiados por errores incomprensibles. Escaso favor al fútbol. Hasta el momento no sabemos si este será el Mundial de las selecciones americanas o el de la máquina alemana – ahora preciosista y divertida, además de potente - ; si será la consagración de Messi como el mejor de la historia, si España hará doblete o si pasará a los anales como el Mundial de los países emergentes, con Ghana, Japón o tal vez Paraguay.. Lo que sí parece es que no será el campeonato de los árbitros, sino la evidencia de que hace falta algo más que el cuarto árbitro para cambiar la situación..
Nigeria está en su casa tras un arbitraje nefasto; a España, en su partido contra Suiza, le perjudicaron notablemente, si bien pudo terminar la primera fase como líder de su grupo. Ha habido una sangría de tarjetas, penalties injustos, goles en fuera de juego, manos en el área no señaladas y tantos y tan variados errores que resulta imposible no hablar de ellos. El fútbol debe reflexionar sobre si no es posible incorporar aquellos elementos que añadan rigor y seriedad a los arbitrajes y eviten escándalos a un deporte que parece recrearse en algunas ineficacias absurdas. Porque esto de “el fútbol es así” ya no cuela…
3 comentarios:
Hola, Mar!!
Es un placer haberte vuelto a encontrar, en esta ocasión en el inmenso mundo internetero.
No me atrae el fútbol como deporte pero es inútil abstraerse de lo que se mueve en él, y más en estos momentos.
Dicho lo cual, me dejo ir y de refilón me voy enterando de como van las clasificaciones.
Estoy de acuerdo que sería óptimo hacer uso de las nuevas tecnologías tan a mano de cualquiera para ajustar los fallos arbitrales, pero ¿interesa? No, creo que no, la polémica entretiene mucho y rellena horas de conversaciones encontradas a favor o en contra y permite olvidar lo que realmente importa.
un beso
Isabel
No interesa la incorporación de la tecnología al mundo del futbol al igual que no interesan a la clase política española las listas abiertas.
Que no sirva de precedente, pero a Jesús, a veces, se le ilumina la bombilla. Estoy de acuerdo con el, aunque el tema es el futbol, Mar.
Lista abiertas, por favor!!!!.
Mar, Santi las quiere, aunque delante de ti es habil para ocultarlo.
Mar, aplica tus sensaciones deportivas a la política, a los barrios que cada vez más te inclinas hacia lo que hace años criticabas a la derecha.
La política no es así...?
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