“En un dia acabaré con el caciquismo”. Es lo que tienen las hemerotecas, que todo lo guardan y nos reservan joyas que echarnos a la cara cuando menos lo esperamos. Hace ahora un año, un Feijoo envalentonado por las encuestas repetía esta frase, entre sollozos, en su provincia natal, Ourense. El entonces candidato lanzaba un mensaje dirigido, por un lado, a afirmarse como líder de una “nueva derecha” moderna, cosmopolita, fría y despiadada en el combate ideológico; por otro, el presidente del PP gallego quería que Baltar, el sempiterno presidente provincial supiese que allí no mandaba nadie más que él.
“En un día acabaré con el caciquismo”. Seguramente aquella noche de victoria electoral, entre abrazos y champán, algunos pensaron que tal vez Feijoo mandaba “de verdad” en aquél PP que nunca Fraga consiguió unir y que el “ahijado político” de Romay había logrado lo que el viejo patrón siempre ansió: vencer – aunque fuera sin convencer – a los barones provinciales. Se equivocaron. Pese a la victoria, nada había cambiado.
Han bastado apenas unos meses para poner de manifiesto lo frágil de la autoridad de Núñez Feijoo en su propio Partido. Si Louzán campa por sus respetos en Pontevedra, negocia mociones de censura, pacta con tránsfugas y ni siquiera se aviene a guardar las formas, el caso de Ourense es el retrato fiel de un partido roto, de una dirección gallega permanentemente desautorizada y del desafío de la familia Baltar frente a Feijoo y esa derecha tan moderna y capaz que un día pensó que podía ya subsistir sin sus barones. Craso error.
Baltar dijo que se iba. Feijoo, encantado, no calibró bien la maniobra del viejo presidente provincial. Baltar se va pero deja a Baltar. Feijoo dijo que sería neutral, mientras Rueda buscaba, desesperado, un candidato que se prestara al combate, le colocaban “jefa de prensa” desde Monte Pío y movían todo su poder institucional para evitar el “paseo dinástico”. Desde hace semanas Ourense es el campo de batalla en el que podemos contemplar al verdadero PP gallego… dividido, cainita, incapaz de encontrar el equilibrio entre la herencia galleguista y los cachorros “modelo Faes” que forman el núcleo duro que rodea al Presidente de la Xunta. Un PP en el que ni Feijoo ni Rueda han podido imponer su “modelo Génova” a los barones territoriales y en el que muchos se atreven a cuestionar sus decisiones en voz alta.
Ourense es, de nuevo, el PP en estado puro… Si antaño le echaron un pulso a un Fraga casi omnipotente, hoy aprovechan la debilidad interna de Feijoo para enfrentarse a la dirección gallega, incluso desde las páginas de los periódicos. Leyendo las declaraciones de Miranda, Baltar o Jimenez, una no puede evitar recordar aquella tercera Comedia Bárbara de Valle Inclán, “Romance de Lobos”, en la que asistimos a la desintegración de la familia y la fortuna del mayoral Montenegro… Como él, tal vez alguno de los protagonistas de este “drama precongresual” pregunte al percibir las sombras de sus oponentes en la noche orensana.. “quién me habla?... sois voces del otro mundo?, sois almas en pena… o sois hijos de puta?”
1 comentario:
Al "Anónimo" que me envió su comentario en inglés, gracias por el contenido del mismo y siento no haberlo publicado, pero se borró. Sorry and thanks!.
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