sábado, 8 de noviembre de 2008

MUJERES EMIGRANTES



Leo con curiosidad un reportaje publicado en El País de hoy, titulado “Familias transoceánicas” en el que se retrata la peripecia vital de tantas y tantas mujeres que han elegido la emigración para encontrar un futuro para sí mismas y para sus familias. El artículo traslada la experiencia de varias mujeres inmigrantes en España que, procedentes de Marruecos, la Europa oriental o América latina, trabajan en nuestro país mientras han tenido que dejar a sus hijos en sus países de origen y se plantean qué hacer con toda la familia, si ir a buscarlos o “educarlos por teléfono”.

Lo que más me llama la atención es que se presente este fenómeno como consecuencia da la globalización o producto de los hechos migratorios del siglo XXI. Tan ocultos hemos podido estar?, tan poco conocemos nuestra propia historia?... Bastaría recordar cuarenta años atrás y pasear la memoria por las aldeas gallegas, extremeñas o andaluzas para encontrar miles de niños y niñas criados por sus abuelos, mientras sus madres y padres buscaban en la Europa próspera una oportunidad de futuro.

Durante un par de años mi abuela se encargó de cuidarme y de servir de “cordón umbilical” con mis padres. Fue poco tiempo, la mayoría de mis amigas de mi pueblo o de mi barrio cuyos padres habían emigrado se criaron con escasa relación con ellos, conociéndoles por foto e intentando mantener un vínculo estrecho en el que sólo las largas cartas semanales podían intentar el milagro.

Abuelas que convertían las casas en mausoleos de fotos para combatir el olvido, familias con hermanos divididos, unos aquí y otros allá.. Y también mujeres “empoderadas”, dueñas al menos de la decisión de emigrar para prosperar. Seguramente en muchos barrios de nuestras ciudades encontraríamos experiencias que pudiesen ayudar a las inmigrantes de ahora con lo vivido por aquellas mujeres que recorrieron Europa para sacar adelante a su familia.

En cualquier caso, curioso que no recordemos que nuestro país produjo también “familias transoceánicas y transcontinentales”, en tiempos en que el teléfono era un lujo inalcanzable y la red ni siquiera un sueño de Orwell.

5 comentarios:

Bertita dijo...

Pues si, que poca memoria tenemos.Todos tenemos o conocemos un caso de algun miembro de una familia que se fue y nunca mas volvió,del que nunca se supo nada mas, hermanos separdos durante años, padres que dejaban lo que mas querian lejos,curiosamente para conseguir un futuro mejor.Y que de remilgos tenemos ahora cuando en la cola del supermercado nos encontramos a un inmigrante, que de prejuicios, que pena, cambiar de pais, de costumbres, dejar a la familia atras, ir a un nuevo lugar en el que no se tiene nada, solo trabajo y mas trabajo, lejos de todo lo que mas quieren, algunos jugandose el tipo por un futuro mejor...¿con que cara podemos reprocharles algo?
Gracias por dejarme opinar.

Victoria dijo...

Mar, me has hecho recordar.. Mis padres también emigraron, poco tiempo, por suerte, sólo cuatro años, y yo fui criada por mis abuelos, a los que siempre adoré, desde los 2 a los 6 años. Recuerdo las despedidas, trágicas, de mis padres cuando tenían que regresar a Francia después del mes de vacaciones, sabiendo que pasaría un largo año sin poder ver a sus dos niños... Fue duro. Recuerdo, cuando empecé a saber escribir, garabatear en una carta que mi abuelo le mandaba a mis papás,el teléfono era un lujo que no nos podíamos permitir. Por eso le debo todo a mis padres, a parte de la vida, le debo el que pudieran soportar la inmensa pena que le producía abandonarnos para buscar un futuro mejor para mi hermano y para mi, que por suerte hoy disfrutamos...
Mil besos amiga.

Anónimo dijo...

Viva la madre que te parió!
Eres sensible y olé..... y eso que no me gusta la fiesta..

Anónimo dijo...

Yo fui afortunada, ya que después de esperar a mis padres infructuosamente subida a mi triciclo, entendí que aquellas cartas que llegaban cada semana eran de ellos y, una vez al año, el único teléfono de todo el barrio sonaba para mis hermanos y para mí. Pero nunca olvidaré cuando dos años después fuimos a Francia a visitarlos, mi hermano que entonces tenía 3 años se echó a llorar queriendo escaparse del regazo de mi madre gritando:
Abuuuuuuuuueeeeela, quiero ir a mi mamá.
Lo escucho todavía, porque un poco aun sigo siendo hija de emigrantes; aquellos años perdidos ya nadie nos los podrá devolver, pero doy gracias por haber tenido dos madres maravillosas.

Anónimo dijo...

las mujeres inmigrantes. yo puedo aportaros esto, no soy inmigrante pero, "siento por ellas".
LA PAZ-MADIR-BARAJAS-A CORUÑA:
Llegue a España por Madrid-barajas, luego iría para A coruña, aún guardo el tique del avión.... Hacía friiiio, dentro y fuera, no sabia a donde ir, sólo un número de teléfono que no contestaba . Tenía miedo pero por peores me vi...., no se puede estar toda la vida de pobre si se tienen manos para trabajar.
Intenté de nuevo y salió mi prima. Ella venía de su trabajo en una venta de pollos asados.
Madrid es muy grande...yo entre de turista, tenía "harto frío", era "disiembre", supuse, sabe? que no iba a ser "fasil", pero procuraba no perder la sonrisa, Ay! si te arrugas es peor.
el país paresia" bien bien rico, lindo y ordenado.
Madrid me asustó un poco, creo que mucho ¡Ay!, me temblaban las piernas .
Las indicaciones de mi prima que fuera en el metro fueron la "solusión" pero sentí terror al meterme al fondo, bajo tierra, como en la mina...., "grasias" que no traía casi equipaje, me advirtió mi primo que tiene aquí un año.
Llegué a casa de mi prima Carla, ella es un amor, allí vivian dos matrimonios y una muchacha y, yo tendría que dormir con mi prima en una cama bien chiquita...me alegré de verla pero tentí, sabe? que ella no era "felis", lo ví en sus ojos.
Dos días después, partí para Coruña.....Ay! se me pasaron dos años sin pensar, mis hijas van a la escuela, mi papá y mi mamá reciben su dinerito, no les falta....., pero no es vida.