A medida que los periódicos nos desvelan sórdidos detalles de la investigación del doble crimen de los gemelos de Monte Alto, se nos aparece un terrible paisaje que empieza a ser demasiado familiar en una sociedad que se dice desarrollada. Abandono, supuesto maltrato infantil, desatención.. y dos chavales convertidos en víctimas del desamor de aquellos que tendrían que protegerlos y procurarles una infancia feliz. Adrián y Alex, como Sergio, Marta, Jesús y tantos otros, se convirtieron en involuntarios protagonistas de un doble abandono, el de quienes debían amarles y el de una sociedad que, a menudo, prefiere callar o mirar desde lejos una situación que debería ser atajada con decisión.
Porque en cada línea que nos relata el infierno de estos dos hermanos, encontramos lugares reconocibles de la miseria moral y emocional de unos pero también demasiados silencios de otros. No había juguetes, ni mesas.. olvidos, suciedad, gritos.. unos sabían, otros sospechaban, algunos creían.. pero los dos chavales encontraron la muerte entre tanta prudencia colectiva. Hace un año el dolor nos llegaba en forma de maleta llena de restos de un cadáver: César, un niño de 9 años asesinado por su madre y enterrado durante dos años sin que a nadie le importase lo suficiente para buscarlo y querer verlo. Nadie quería a César. Nadie le buscó. Ya a Adrian y a Alex… les queríamos?.
Una sociedad de la opulencia como la nuestra – a pesar de la prima de riesgo- no puede albergar el terror y callar ante él. La enfermedad mental, la miseria, la soledad, el desamor, las drogas, la crisis, la mala leche… engendran situaciones de violencia tan vez inevitables desde el punto de vista individual, pero que como sociedad desarrollada debemos prevenir, alertar y solucionar. No podremos evitar las tragedias individuales pero nada hay más pernicioso que el silencio colectivo y que la comunidad esquive sus responsabilidades, especialmente cuando se trata de menores.
La infancia no siempre es ese lugar feliz donde quería volver el Ciudadano Kane en la hora de su muerte. La infancia puede ser un lugar oscuro y terrible, lleno de miedos y amenazas para quienes en lugar de amor y atención reciben olvido y violencia. Nuestra obligación es evitar el abandono social en estos casos. Al igual que en la violencia de género, el maltrato infantil no es un asunto de familia, sino un problema colectivo para el que tenemos resortes institucionales suficientes y herramientas válidas para solucionarlo. Nuestra obligación como grupo no es “querer” a César ni a Adrián ni a tantos y tantos niños, sino defenderlos y obligar a que se respeten sus derechos de ciudadanos. Para ellos, el maltrato es su mayor dolor. Nuestro silencio convierte su vida en un infierno.
3 comentarios:
Alcaldesa, que bien escribes!!
Mar, perdóneme por el Off-topic. pero quería decirte que hoy ha sido una lección de socialismo y de militancia responsable en nuestro partido. Un placer oirte a tí, a Tuco Cerviño, a José Luís Pedreira, etc. Un gustazo el ver que nuestra sede se quedaba pequeña.
Un gustazo ver a tantos y tantas socialistas comprometidos y preocupados por el futuro del partido.
Gracias, Mar, por mirar adelante, por no preocuparte de pasar facturas al cobro sino de construir la agrupación y gracias sobre todo por tu coraje cuando los demás bajamos los brazos.
Mucho ánimo y vamos a ir preparando la página Mar2015 Mucho ánimo!!!!
Mar , dejate de rollos, la infancia en general no es una etapa feliz , eso es de cuentos de hadas y de príncipes, y de princesas, la infancia es una etapa mas de la vida, dejemos de ponerle adjetivos de feliz y de cuentos chinos.
Siempre que se le pregunta a alguien sobre la infancia, todo le mundo dice, fue una etapa feliz, es una chorrada.......
La vida es muy puta, y venimos a la vida a sufrir, desde el mismo momento que nacemos ya lloramos.
Lo que hay que hacer es que nuestros hijos tengan la mejor infancia , protejerlos y cuidarlos, pero protejer y cuidar a nuestros hijos no es para que tengan una infancia feliz sino una buena infancia y que les permita desarrollarse integramente como personas, pero una infancia feliz.... pues como que no no pues el sufrimiento es inherente al ser humano y a los animales.
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