EL VIAJE DE CARLA

Carla Bruni ha estado en España. También la acompañó su marido, ese hombre bajito y algo cabezón, al que todos definen como carismático y se le perdona todo.. incluso su dudoso sentido del humor. Pero a pesar de las ovaciones en el Congreso, de su compromiso frente a ETA, del desbloqueo de las infraestructuras y de que el “Napoleón del siglo XXI” nos indicó cómo debía España afrontar su Presidencia de la UE el próximo año, la estrella innegable ha sido Carla.

Porque la realidad pone a cada cuál en su sitio, también a quienes hacen un seguimiento de la misma y nos informan. Así que si atendemos a las páginas, las fotos, los pies de idem y los artículos de opinión, “monsieur le President” no ha hecho sino acompañar a su bella esposa a nuestro país, para poder comprobar si “la France” sigue siendo la luz y la guía en lo que a moda y estilazo se refiere.

Pero no desesperemos. Pese al fracaso del “vestido de opereta”, la derrota no fue completa y la señora Espinosa nos ofreció una íntima satisfacción sonriendo tan tranquila, mientras la primera dama francesa señalaba con el dedo una nube imaginaria - ese perfil siempre es una garantía - , molesta – sin duda – por la acertada elección del coordinado elegido por su anfitriona.

Me divierte pensar que dentro de cien años, cualquier estudioso de las relaciones hispano- francesas de inicios del siglo XXI comprobará, con cierta preocupación, que la principal disensión entre ambos países, según los diarios de la época, fue si el vestido de lycra negra de madame Sarkozy era más elegante que el traje chaqueta – reinterpretado – de Felipe Varela con el que esperaba la Princesa de Asturias… Parbleu!.. que diría Poirot… - que era belga, claro - .