Probablemente no hay momento en el año de más importancia política que la presentación del proyecto de presupuestos por parte de los diferentes gobiernos. Llegados al otoño, las propuestas, las opciones, las líneas de actuación política se “retratan” cuando se presenta delante de la ciudadanía el instrumento que sirve para desarrollar las iniciativas anteriormente ennumeradas. Es cierto que las normas y leyes pueden tener tanto o más calado a la hora de construir el modelo de sociedad y muchas de ellas no requieren desembolso económico alguno, pero no es menos real que el discurso que se transmite a través del proyecto presupuestario dice mucho acerca de las prioridades de ese gobierno y de su actitud ante un momento determinado, por tanto, de su componente ideológico.
Esta semana el Consello de la Xunta aprobaba los que serán los últimos presupuestos antes de la Elecciones autonómicas y podíamos comprobar cómo las medidas de apoyo económico a las empresas y de impulso al empleo anunciadas por el Presidente Touriño en su comparecencia parlamentaria, convivían con otras muchas que incrementaban la coherencia del discurso que el Gobierno gallego viene manteniendo desde el pasado mes de enero: prioridad a la inversión productiva (obra pública, rehabilitación, innovación para empresas, inversión ambiental, educación, Universidad,industria, comercio...) y a la protección social (apoyo a desempleados, programas específicos para formación y reinserción laboral, pensiones, sanidad, dependencia, transporte público...). O sea, apoyo a la empresa, como creadore de empleo, y apoyo a las familias para que puedan pasar los momentos de dificultad económica de mejora manera.
En definitiva, unos presupuestos en clave socialdemócrata, es decir, en la línea en que hoy van TODOS los gobiernos occidentales, sean del sgino que sean, porque las políticas liberales – en lo económico- y neoconservadoras – en lo social- ya hemos visto donde nos llevan.
Al mismo tiempo, recibíamos la noticia del acuerdo con el BNG para la aprobación de los PGE, otro proyecto realizado en la misma clave. A estas alturas de legislatura, seguramente uno de las mejores noticias del Gobierno de progreso en la Xunta de Galicia ha resultado ser el posicionamiento de los nacionalistas en políticas de consenso y acuerdo en el Estado. Que el BNg apoye los prespuestos del Gobierno de Zapatero es una buena noticia más allá de lo que suponga cuantitativamente – aproximadamente un 5% del presupuesto que recibirá Galicia, ya que son 125 millones de euros más, sumados a los dos mil veinte millones ya asegurados por el Gobierno- supone que la estabilidad del Gobierno de Touriño ha permitido también apoyar con responsabilidad Al Gobierno de España y posibilitar la aprobación de unos presupuestos para un momento de dificultades. Dicho de otra manera, tres años de gobierno en la Xunta han permitido al BNG abrirse a negociaciones para las que antes no contaban ni, probablemente, estuvieran dispuestos.
Un ejercicio de responsabilidad ha sido también la decisión tomada por los Presidentes socialistas y Secretarios Generales de todas las federaciones, reunidos junto a Zapatero en Santiago, a lo largo del Cosnejo Federal; el PSOE facilitará, en todos los ámbitos, la aprobación de las cuentas para el próximo año, entendiendo que en este momento se necesita impulso económico, trasladar confianza a la empresa y las familias y movilizar fondos públicos. Los socialistas, por tanto, anteponen la responsabilidad a los réditos partidistas. Como dijo el Presidente Touriño, es el momento de la política, con mayúsculas. Esperemos que otros sepan estar a la altura de las circunstancias.
Esta semana el Consello de la Xunta aprobaba los que serán los últimos presupuestos antes de la Elecciones autonómicas y podíamos comprobar cómo las medidas de apoyo económico a las empresas y de impulso al empleo anunciadas por el Presidente Touriño en su comparecencia parlamentaria, convivían con otras muchas que incrementaban la coherencia del discurso que el Gobierno gallego viene manteniendo desde el pasado mes de enero: prioridad a la inversión productiva (obra pública, rehabilitación, innovación para empresas, inversión ambiental, educación, Universidad,industria, comercio...) y a la protección social (apoyo a desempleados, programas específicos para formación y reinserción laboral, pensiones, sanidad, dependencia, transporte público...). O sea, apoyo a la empresa, como creadore de empleo, y apoyo a las familias para que puedan pasar los momentos de dificultad económica de mejora manera.
En definitiva, unos presupuestos en clave socialdemócrata, es decir, en la línea en que hoy van TODOS los gobiernos occidentales, sean del sgino que sean, porque las políticas liberales – en lo económico- y neoconservadoras – en lo social- ya hemos visto donde nos llevan.
Al mismo tiempo, recibíamos la noticia del acuerdo con el BNG para la aprobación de los PGE, otro proyecto realizado en la misma clave. A estas alturas de legislatura, seguramente uno de las mejores noticias del Gobierno de progreso en la Xunta de Galicia ha resultado ser el posicionamiento de los nacionalistas en políticas de consenso y acuerdo en el Estado. Que el BNg apoye los prespuestos del Gobierno de Zapatero es una buena noticia más allá de lo que suponga cuantitativamente – aproximadamente un 5% del presupuesto que recibirá Galicia, ya que son 125 millones de euros más, sumados a los dos mil veinte millones ya asegurados por el Gobierno- supone que la estabilidad del Gobierno de Touriño ha permitido también apoyar con responsabilidad Al Gobierno de España y posibilitar la aprobación de unos presupuestos para un momento de dificultades. Dicho de otra manera, tres años de gobierno en la Xunta han permitido al BNG abrirse a negociaciones para las que antes no contaban ni, probablemente, estuvieran dispuestos.
Un ejercicio de responsabilidad ha sido también la decisión tomada por los Presidentes socialistas y Secretarios Generales de todas las federaciones, reunidos junto a Zapatero en Santiago, a lo largo del Cosnejo Federal; el PSOE facilitará, en todos los ámbitos, la aprobación de las cuentas para el próximo año, entendiendo que en este momento se necesita impulso económico, trasladar confianza a la empresa y las familias y movilizar fondos públicos. Los socialistas, por tanto, anteponen la responsabilidad a los réditos partidistas. Como dijo el Presidente Touriño, es el momento de la política, con mayúsculas. Esperemos que otros sepan estar a la altura de las circunstancias.
4 comentarios:
Interesante punto de vista sobre la crisis del profesor Navarro en
http://www.vnavarro.org/wp/?p=551
de donde extraigo este párrafo:
"....El aumento del gasto público, sin embargo, es esencial para que haya un estímulo económico. La desgravación de 400 € por persona que aprobó el gobierno español, era parte de esta política de estímulo de la demanda. Pero esta medida, además de ser regresiva (pues es equivalente a que se diera un cheque igual para todos los ciudadanos, independientemente de su ingreso), tendrá un impacto estimulante menor. La medida, prácticamente idéntica realizada por la Administración Bush (que inspiró al Sr. Zapatero) y que en aquel país, significó un aumento del gasto público equivalente a un 1% del PIB, fue escasamente estimulante. La razón de ello (además de ser una cantidad limitada) fue que el gasto fue poco discriminatorio y que, al ser regresivo, no tuvo gran impacto en la capacidad de consumo de las clases populares que son las que, al tener menos renta, consumen la mayoría de lo que reciben. De ahí que las medidas más eficaces sean políticas redistributivas que transfiera fondos de las clases adineradas (que ahorran más que consumen) a las clases populares (que consumen más que ahorran).
De ahí que debieran revertirse las políticas fiscales regresivas que se han aprobado en los últimos quince años (que han contribuido al crecimiento de las desigualdades de renta en España), e incrementar la inversión pública y muy en especial en los servicios públicos a fin de crear empleo. Aquí me permito hacer otra aclaración. Hay varias maneras de aumentar el gasto público. La más rápida pero no necesariamente la más estimulante, es aumentar las transferencias públicas, dando cheques a la población. La otra es a través de inversiones públicas que en España se interpreta, en general, en inversiones en infraestructuras (AVE, transportes, etc.). Pero mucho más eficiente para estimular la economía es invertir en servicios públicos, y muy en especial en servicios públicos del estado del bienestar, como sanidad, servicios de dependencia, servicios sociales, escuelas de infancia, y otros, que utilizan muchos recursos humanos. Es ahí la gran cantera de empleo que en España está muy poco desarrollada. En este sentido la política de Zapatero de reducir un 30% la creación de empleo público es profundamente errónea y va en sentido opuesto al que debiera hacer. España es el país que tiene un porcentaje menor de la población activa empleada en los servicios públicos del estado del bienestar (sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia y servicios domiciliarios). Sólo un 9% comparado con 15% en el promedio de la UE-15 y 25% en Suecia. Reducirlo todavía más es un enorme error no sólo social (España, treinta años después del fin de la dictadura, continúa estando a la cola de la Europa Social), sino también económico. Es ahora, precisamente, cuando el gasto y empleo públicos debieran aumentar a fin de estimular el consumo de las clases populares.
Este aumento del gasto público se debiera financiar mediante la reversión de las políticas fiscales regresivas que se han realizado esos años, así como mediante un aumento del déficit del estado y de la deuda pública (permitiendo un mayor endeudamiento del Estado, a todos los niveles, central, autonómico y local). Un ejemplo de la necesaria reversión es la recuperación del impuesto sobre el patrimonio que se ha anulado bajo la falsa premisa que tal eliminación beneficiaría primordialmente a las clases medias. Según un documento presentado en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de El Escorial, este julio pasado, por técnicos de hacienda del Ministerio de Hacienda, expertos en tributación, tal impuesto significó en el año 2005 un ingreso al Estado de 1.442 millones de euros. Según el mismo informe, tal impuesto fue en aquel año 2005, altamente progresivo, de ahí que su eliminación beneficiara predominantemente a las rentas superiores que acumulan la propiedad gravada, y ello a pesar del enorme fraude fiscal (pues sólo 727 propietarios de un total de 3.290 declararon tener una vivienda de más de 10 millones de euros). La mayoría de las clases populares, cuya propiedad es inferior a 300.000 euros (y que tributan en este concepto menos de 80 euros), quedarían escasamente afectadas por la eliminación de este tributo. Los fondos de este tributo eran asignados a las CCAA que tienen la responsabilidad de gestionar los servicios públicos del Estado del Bienestar. Tales fondos, de no haberse eliminado, podrían haberse utilizado por tales CCAA para mejorar la financiación de los servicios a las personas dependientes, exigida por la Ley de Dependencia y que el Estado Central financia con una cantidad de 1.200 millones de euros, a todas luces insuficiente. De no haberse eliminado tal impuesto, los fondos derivados del patrimonio podían haber ido a financiar los servicios de dependencia de las CCAA, hoy claramente insuficientes. Estos servicios a la dependencia crean gran cantidad de empleo que podría haber reducido el desempleo.
Otra fuente de ingresos debiera ser la eliminación del fraude fiscal que según tales expertos afecta al 20% de la actividad económica de este país (la más alta del a UE-15) y que significaría (su corrección) unos ingresos al Estado de 88.617 millones de euros al año (tanto por fraude fiscal como por Seguridad social, siendo la banca, por cierto, una de las instituciones que facilitan más en este fraude fiscal). Ni que decir tiene que la inversión de 88.617 millones en los servicios públicos tendría un impacto muy significativo en la corrección del subempleo (España se gasta 82.000 millones de euros menos en los servicios del estado del bienestar de lo que debiera gastarse por el nivel de desarrollo económico que tiene. Mientras que el PIB per cápita es el 92% del promedio de la UE-15, el gasto público es sólo el 72% y el gasto público social es el 68% del promedio de la UE-15). Es sorprendente el escaso esfuerzo que las autoridades tributarias de España han dedicado a la corrección de este fraude fiscal, lo cual solo puede entenderse por la excesiva influencia que los grupos económicos (como la banca y las inmobiliarias) y profesionales (profesiones liberales) tienen sobre las instituciones políticas. En ninguno de los países en los que he vivido durante mi largo exilio (Suecia, Gran Bretaña y Estados Unidos), el Presidente del Gobierno diría jocosamente “que en España los ricos no pagan impuestos” (declaraciones del Sr. Aznar en 2003). Según un informe internacional sobre el gasto público (Castles, F. (ed) The Disappearing State? 2007, España se gasta en la recolección de impuestos sólo un 0,05 del PIB, el más bajo de la OECD, y seis veces menos (en términos proporcionales) que Suecia. Los mismos expertos de Hacienda, en su exposición en El Escorial, fueron muy críticos de los responsables políticos de la Agencia Tributaria por las prioridades que establecen en las políticas de corrección del fraude, así como en el escaso compromiso con los recursos necesarios para resolverlo...."
No pidamos peras al olmo y contemos únicamente con lo nuestro. Nadie podrá reprocharnos que no hemos tratado de hacer lo que era necesario en un momento tan delicado como este. ¡y los demás? que cada santo aguante su vela y asuma sus resposabilidades.
Con respecto al BNG, ya era hora de que accediera a negociar y saliera de esas posiciones dogmáticas que no beneficiaban a nadie.
El año que viene el profesor Solbes detraerá 150 millones de las partidas presupuestarias destinadas a Galicia para luego sumárselas tras ardua negociación gracias a la enorme y eficaz presión del BNG, al final todos contentos y se logra la aprobación. En todo caso sale ganando el gobierno central, que tiene que soltar aquí menos que si se negociase con CIU, Galicia, que sin grandes maximalismos está logrando otro año más unos presupuestos inimaginables en tiempos de Aznar y por supuesto el BNG, que puede ser reina por un día (al año). Al final todos contentos y una sola pregunta ¿cómo es capaz Feijoo de abrir la boca para criticar el compromiso de ZP con Galicia?. Sigo sin entender cómo un gallego puede votar PP tras cuatro años de PSdG en el poder.
Simplemente felicitala por todo o seu traballo na Secretaría de Organización do partido, o outro día en Sarria gustaronme moito as súas palabras acerca do papel da xuventude no partido e todos agardamos que no futuro así sexa.
Invítoa a visitar o meu blog:
www.blog-suso.blogspot.com
Un saúdo e a seguir así con tanta vitalidade.
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