No se merecía Del Bosque, ese trabajador del fútbol que
nos ha regalado la gloria, que sus decisiones se cubriesen con las dudas de
tanta gente que no acaba de acostumbrase a ser Cameón del Mundo… Tantas décadas
de frustraciones futbolísticas dejan huella y al primer tropiezo medio país
está dispuesto a dudar del entrenador.. Sin 9?, por qué sin 9?.. podemos ganar “sólo”
con Iniesta, Xavi, Silva y Cesc?... Por qué saca a Torres?...
No se merecía Fernando Torres, el de la zancada ligera,
el que nos regaló aquél gol en Viena… el que nunca caminará solo, el que quiso hacerse grande a la orilla del
Manzanares pero tuvo que buscar el Támesis para ganar títulos.. no se merecía
el runrun de que ya no era el mismo, que tanto tiempo en el dique seco le había
dejado sin puntería, que la mala estrella no le abandonaba.. que no valía ya
para esta Roja grande, grande…
No se merecía Cesc quedarse en el banquillo sin poder
reivindicarse como lo que es.. gol y talento, talento y gol.. De titular
sorprendente a suplente sorprendido.. no se merecía que un triunfo
incontestable se quedase sin su huella.. Él que intuye el pase, el gol, la
jugada, el espacio.. él que ha estado siempre ahí, el día que la Selección lo
necesitaba, en el momento justo.. con el guante preparado para darle la bola a
su amigo, Iniesta, o a Xavi, o mirar de frente al portero y dejarle seco…
Y de vez en cuando, muy de vez en cuando, el fútbol hace
justicia. Y Del Bosque demostró que con 9 o con bajitos, España tiene
suficientes recursos para volver a ser campeona. Que con delantero nato o con
el toque infinito de quienes miman el balón con las botas, España tiene la
capacidad de abrir hasta la defensa más férrea.. Que España es el enemigo a
batir..y su seleccionador sabe bien cómo manejarla.. Y Torres demostró que ha
vuelto… que guarda su zancada, su tranquilidad y su magia para devolver a la
Roja todo el crédito que esta le ha dado.. Torres vuelve a ser “el Niño”, el
mago que en dos pasos se planta en la portería y arregla el partido más
complicado.. Y Cesc salió a tiempo de demostrar que él también marca.. que en
unos minutos es capaz de emocionarnos, de parar el tiempo un segundo… y rematar
a gol…
Y como lo suyo es el rugby, los irlandeses no se merecían
irse en silencio ni por la puerta de atrás.. así que se van entre los cánticos
de su afición, envueltos en el respeto de quienes aman el fútbol, en los
cánticos de su impagable afición y con el cariño de quienes entienden esto como
lo que es.. un deporte para hacer amigos.. y el sábado, el Bloomsday les espera…
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