“Fiat iustitia pereat mundus”
Durante semanas, mientras asistíamos atónitos a la sucesión de imputaciones contra Garzón y timidamente asomaban las iniciativas de apoyo al juez, las tesis más ortodoxas del mundo de la judicatura y las del entramado mediático conservador insistían en que los autos tenían una base estrictamente jurídica y que se debían a errores cometidos por el Magistrado. Los puristas invocaron una y otra vez a la pureza de la Ley y la Justicia intentando demostrar que no había persecución ni venganza sino un elevado y exquisito cumplimiento del deber.
Pero hete aquí que ha bastado un editorial para que aquellos que no parecían dispuestos a despojarse de su toga se apresuren a pisar el polvo de los caminos y descender desde los platos de la balanza hasta el entorno de los mortales que han osado criticarles. Es bien cierto que la reacción de sus Señorías no ha sido provocada por un editorial cualquiera, sino por una feroz disección desde las páginas del prestigioso New York Times. Y claro.. no es lo mismo llamar al orden a un puñado de republicanos y cuatro socialistas que leer, con espanto, cómo el primer diario americano – norteamericano, of course – deja en cueros la alambicada argumentación de las más altas magistraturas del país.. Has ahí podíamos llegar..
En dos días, el Tribunal Supremo ha hecho más el ridículo que en toda su historia.. A saber, primero citaron a la “prensa extranjera” para explicarles “los criterios técnicos y jurídicos” de los autos contra el juez Garzón. Al dia siguiente, ante el cabreo de los periodistas de medios nacionales decidieron hacer extensiva a estos la insólita invitación. Hoy el Supremo ha decidido que “ante la excesiva demanda” se suspende la “sesión informativa” y se cambia por un resumen escrito. Se ve que no contaban sus Señorías con que tres imputaciones contra el juez más famoso de la democracia española suscitara el interés de tanta gente. Bendita inocencia.
Personalmente siempre consideré excesiva la proyección mediática de Baltasar Garzón y siempre sospeché que tanto brillo acabaría rechinando a algunos de sus colegas y pasándole factura al cabo del tiempo. No debe ser fácil, para quienes son temidos y reverenciados por buena parte de la sociedad, aceptar de buen grado la fama y el reconocimiento del que goza el titular del Juzgado central número 5 y asumir el papel de primus inter pares del que goza el jienense en el imaginario colectivo.
Pero más allá de su querencia – eso dicen – por las cámaras, Garzón representa la esencia de lo que significa “la Justicia”, de esa concepción que nuestra sociedad tiene del “bien común”. Baltasar Garzón persiguió el narcotráfico, el terrorismo, la corrupción, las dictaduras y a los gobernantes irresponsables e imprudentes. Investigó a Kissinger por su participación en el golpe de Pinochet, dictó una orden internacional contra el dictador chileno, desarboló la organización de Oubiña, descabezó a ETA en varias ocasiones, persiguió a Bin Laden, puso en el punto de mira las detenciones de Guantánamo, hizo causa de las víctimas de la dictadura franquista y le puso nombre a la trama Gürtel. Garzón nos obligó a mirar de frente debajo de nuestras alfombras y señaló todos y cada uno de los déficits que tienen nuestras acomodadas sociedades modernas.
Hágase justicia aunque perezca el mundo. Eso parecen querer decirnos hoy los Magistrados que se esfuerzan en explicar que la Ley de Amnistía nos obliga a olvidar el pasado, que la Falange tiene derecho – el nuestro – a reírse a carcajadas de la famosa “reconciliación” sentando en el banquillo a aquél que no dejó que olvidáramos a las víctimas. Hágase justicia. Hagamos justicia pero no el ridículo. Hagamos esa justicia que significa “la concepción que cada sociedad tiene del bien común”; esa que nos hemos dado para perseguir delincuentes, corruptos, maleantes, terroristas, asesinos, dictadores.. enemigos del bien colectivo, acechantes todos en estos días a ver si la consolidada democracia española les sirve en bandeja de plata la cabeza de aquél juez que osó, un día, perseguirles. A ver si podemos hacer justicia.. y que no perezca el mundo.. ni nosotros… ni Garzón.
Durante semanas, mientras asistíamos atónitos a la sucesión de imputaciones contra Garzón y timidamente asomaban las iniciativas de apoyo al juez, las tesis más ortodoxas del mundo de la judicatura y las del entramado mediático conservador insistían en que los autos tenían una base estrictamente jurídica y que se debían a errores cometidos por el Magistrado. Los puristas invocaron una y otra vez a la pureza de la Ley y la Justicia intentando demostrar que no había persecución ni venganza sino un elevado y exquisito cumplimiento del deber.
Pero hete aquí que ha bastado un editorial para que aquellos que no parecían dispuestos a despojarse de su toga se apresuren a pisar el polvo de los caminos y descender desde los platos de la balanza hasta el entorno de los mortales que han osado criticarles. Es bien cierto que la reacción de sus Señorías no ha sido provocada por un editorial cualquiera, sino por una feroz disección desde las páginas del prestigioso New York Times. Y claro.. no es lo mismo llamar al orden a un puñado de republicanos y cuatro socialistas que leer, con espanto, cómo el primer diario americano – norteamericano, of course – deja en cueros la alambicada argumentación de las más altas magistraturas del país.. Has ahí podíamos llegar..
En dos días, el Tribunal Supremo ha hecho más el ridículo que en toda su historia.. A saber, primero citaron a la “prensa extranjera” para explicarles “los criterios técnicos y jurídicos” de los autos contra el juez Garzón. Al dia siguiente, ante el cabreo de los periodistas de medios nacionales decidieron hacer extensiva a estos la insólita invitación. Hoy el Supremo ha decidido que “ante la excesiva demanda” se suspende la “sesión informativa” y se cambia por un resumen escrito. Se ve que no contaban sus Señorías con que tres imputaciones contra el juez más famoso de la democracia española suscitara el interés de tanta gente. Bendita inocencia.
Personalmente siempre consideré excesiva la proyección mediática de Baltasar Garzón y siempre sospeché que tanto brillo acabaría rechinando a algunos de sus colegas y pasándole factura al cabo del tiempo. No debe ser fácil, para quienes son temidos y reverenciados por buena parte de la sociedad, aceptar de buen grado la fama y el reconocimiento del que goza el titular del Juzgado central número 5 y asumir el papel de primus inter pares del que goza el jienense en el imaginario colectivo.
Pero más allá de su querencia – eso dicen – por las cámaras, Garzón representa la esencia de lo que significa “la Justicia”, de esa concepción que nuestra sociedad tiene del “bien común”. Baltasar Garzón persiguió el narcotráfico, el terrorismo, la corrupción, las dictaduras y a los gobernantes irresponsables e imprudentes. Investigó a Kissinger por su participación en el golpe de Pinochet, dictó una orden internacional contra el dictador chileno, desarboló la organización de Oubiña, descabezó a ETA en varias ocasiones, persiguió a Bin Laden, puso en el punto de mira las detenciones de Guantánamo, hizo causa de las víctimas de la dictadura franquista y le puso nombre a la trama Gürtel. Garzón nos obligó a mirar de frente debajo de nuestras alfombras y señaló todos y cada uno de los déficits que tienen nuestras acomodadas sociedades modernas.
Hágase justicia aunque perezca el mundo. Eso parecen querer decirnos hoy los Magistrados que se esfuerzan en explicar que la Ley de Amnistía nos obliga a olvidar el pasado, que la Falange tiene derecho – el nuestro – a reírse a carcajadas de la famosa “reconciliación” sentando en el banquillo a aquél que no dejó que olvidáramos a las víctimas. Hágase justicia. Hagamos justicia pero no el ridículo. Hagamos esa justicia que significa “la concepción que cada sociedad tiene del bien común”; esa que nos hemos dado para perseguir delincuentes, corruptos, maleantes, terroristas, asesinos, dictadores.. enemigos del bien colectivo, acechantes todos en estos días a ver si la consolidada democracia española les sirve en bandeja de plata la cabeza de aquél juez que osó, un día, perseguirles. A ver si podemos hacer justicia.. y que no perezca el mundo.. ni nosotros… ni Garzón.
7 comentarios:
Es cierto que la Falange "ajustició" a mucha gente sin necesidad... matar es aberrante cuando las razones son tan viles. Ahora nos encontramos con con una parte de la población quiere que se juzgue a estos criminales y lo justo es que habría que hacerlo. En lo personal, sólo tengo que decir que en la aldea de mis padres mataron a unos cuantos (fusilados contra la pared del cementerio). Poco antes de esto, les cortaron los genitales y se los metieron en la boca -- pertenecían simplemente a un sindicato, tal vez la CNT-- algo así como diciéndoles: "los huevos que tenías antes para hablar ahora os los váis a comer" (esto no es broma, mi madre lo vió, vivía al lado, oyó el comentario y las descargas y me lo transfirió a mí). Pero, la Justicia tiene un problema y es que no se puede juzgar a alguien que ya está muerto ¿no?. También, tenemos que observar que muchos de estos delitos criminales prescribieron ¿qué opina? y aquí surge el gran debate,, ¿no le parece Sra. Barcón?.
Sería bueno juzgarlos pero, a quién vamos a juzgar ¿a la memoria histórica? ¿tal vez a los muertos o a viejos?... después del tiempo ¿vale la pena? ¿qué hay que aclarar que no sepamos?.
Lo que considero justo es que se localicen los restos y se le otorgue una supultura digna sin más, ya son historia,, en esto estoy de acuerdo, el resto es agua pasada... no la revolvamos, pueden salir heces por todos los lados e incluso salpicar a más de una digna familia actual a la cual se le invita incluso a más de una Recepción...quién sabe.
Sra. Barcón... son tiempos de olvidar, sabemos que fue doloroso lo que hicieron estos cobardes pero, ya no están por fortuna entre nosotros.
Un saludo.
Me parece muy bien que comentes sobre este problema que tiene España con la justicia, que es grave que los falangistas ganen con sus insólitos argumentos. Yo te pediría que entres en el área restringida de la página del Partido, en organización y leer un poco de lo que allí se expone para saber lo que está pasando por algunos concellos de Galicia, con respeto a a la organización del partido, que para eso estás de dirigente y si no arreglamos lo nuestro, malo vamos arreglar otras cosas.
Bravo Mar!
Lo peor es que la inhabilitación de un juez como Garzón beneficiará a traficantes de droga...etarras...ultrederechistas..vamos, ¡¡¡lo que nos faltaba!!!
O mundo ó revés.
Quizá la Ley de Memoria Histórica debiera contener una previsión normativa que permitiese a cualquier descendiente poder solicitar al Juez competente del territorio exhumaciones en fosas documentadas en las que presuntamente pueda haber sido enterrado su pariente. Esto es igual de importante que la reparación nominal de cada represaliado y que la dotación económica para investigar el destino de esos represaliados. Si esto se hubiera hecho así (quizá nos quedamos cortos en la previsión legal) nadie habría tenido que acudir a Garzón y a sus subterfugios legales y dicho Magistrado no estaría ahora en tan grotesca posición (grotesca por la identidad de sus denunciantes). Espero que salga bien parado del plenario y no deja de sorprenderme la dureza del instructor, don Luciano Varela, pese a ello creo que hay que dejar actuar a la justicia y esperar que el criterio de la fiscalía prevalezca. No obstante y sabiendo cómo se las gastan a veces en el Supremo, creo que algo de presión en la calle acabará notándose durante el juicio oral, aunque nunca se sabe si para bien o para mal. Ellos son así.
grandola vila morena.
salud y republica
Si Garzón no tuviera tnato afán de protagonismo e hiciera las cosas con un poco más de profesionalidad, ni él se vería pillado en estas aberraciones legales que suele hacer, ni habría tanto delincuente que en sus procesos ha quedado libre por la mala instrucción llevada en innumerables ocasiones por su parte.
Estimada Sra. muestra usted una total ignorancia de nuestra normativa legal y del derecho internacional. Se ha dejado llevar por lo que lee en ciertos medios de comunicación sin contrastar la veracidad de los hechos.Esperaba de una persona con el cargo que usted tiene un mínimo de pensamiento crítico. No cuenten nunca más con mi voto.
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