Nada permite mejor identificar
las fortalezas y debilidades de un Gobierno que su Presupuesto. El diseño y
ejecución de las cuentas indican las prioridades políticas, los objetivos y,
sobre todo, la capacidad de gestión.
El PP y el señor Negreira ganaron
las elecciones en la ciudad prometiendo austeridad, inversión y buena gestión
económica, tres de los atributos que en general se le suponen a la derecha… No más modificativos, no más deuda, más
agilidad en la ejecución y nulo gasto superfluo, fueron algunas de sus
promesas.
Sin embargo, año y medio después la
realidad nos devuelve una imagen completamente diferente, la de un gobierno
ineficiente e insolvente en la gestión: 5 modificativos; un endeudamiento de 33
millones de euros (5.500 millones en pesetas), y el 82% de la inversión sin
ejecutar. Un gobierno de mayoría absoluta, 14 concejales, solo han ejecutado el
17% de la inversión: ¿Qué ha hecho el señor Negreira en todo el año?
Los presupuestos que nos presenta
para el próximo año añaden a esta triste realidad un dato demoledor: se engorda
el presupuesto a costa del bolsillo de los coruñeses (subida del IVA, IBI, IAE,
bus, instalaciones deportivas, atención a domicilio, escuelas infantiles, y una
escandalosa subida del agua) y se obliga a pagar la crisis a los que menos
tienen. Por si fuera poco, el señor Negreira tira de ORA y grúa para convertir
las multas en fuente de ingresos. Mientras, el interventor municipal advierte
de lo irreal de las previsiones, alerta sobre el cierre de comercios y critica
el despilfarro del Parrote.
En resumen, pagaremos más por
menos; peores servicios públicos y la vida más cara para las familias
coruñesas.Y siendo todo ello grave, no es
lo peor. Lo peor es lo que trasciende de los segundos presupuestos de Negreira,
los que marcan el meridiano de su mandato, y es que tenemos un alcalde sin
proyecto, sin idea de a dónde llevar la ciudad.
Los segundos presupuestos son,
por norma, aquellos en los que un alcalde asienta los pilares de su proyecto.
Sin embargo, en todo el presupuesto no hay ni un plan ni una obra que aclare el
camino, que despeje las incertidumbres, especialmente de los 23.000 parados y de
los comerciantes que le preguntan por el plan de empleo y de comercio que les
prometió. Por tanto, a las puertas del
segundo año de mandato, ni buena gestión, ni inversión, ni proyecto de ciudad.
Ah! Y de la austeridad nos quedan
los viajes a Londres.
* Artículo publicado en La Voz de Galicia el sábado 17 de noviembre